El pasado 9 de abril, el Consejo de Normas Internacionales de Auditoría (IAASB, por sus siglas en inglés) presentó la versión revisada de la Norma Internacional de Auditoría (NIA) 570, centrada en el concepto de «negocio en marcha». Esta norma aborda la responsabilidad del auditor de evaluar si una empresa podrá continuar operando en el futuro previsible, es decir, si existen dudas significativas sobre su capacidad de seguir funcionando como un negocio en marcha. La revisión busca dar un mayor énfasis a la identificación temprana de eventos o condiciones que puedan generar incertidumbre al respecto.
Uno de los principales cambios que introduce esta actualización es el fortalecimiento del análisis y la documentación de los factores que puedan afectar la continuidad del negocio. El auditor ahora debe aplicar un enfoque más proactivo y riguroso al identificar señales de alerta, como pérdidas recurrentes, dificultades financieras, litigios significativos o problemas en la cadena de suministro. Esta mejora busca que los auditores tengan una comprensión más profunda del entorno operativo y financiero de la entidad, lo que les permite emitir juicios más acertados sobre su viabilidad futura.
Adicionalmente, la nueva versión de la NIA 570 promueve una relación más activa y colaborativa entre los auditores y los órganos de administración de las compañías. El diálogo entre estas partes es crucial para que los auditores puedan obtener información relevante y oportuna sobre los planes de acción de la administración frente a posibles riesgos que amenacen la continuidad del negocio. Esta interacción no solo fortalece la calidad de la auditoría, sino que también fomenta la transparencia ante los grupos de interés, incluyendo inversionistas, acreedores y reguladores.
En definitiva, la revisión de la NIA 570 representa un avance importante en la labor del auditor frente al principio de negocio en marcha. Al dar mayor relevancia a la identificación de señales de alerta y al exigir una comunicación más efectiva con la administración, se busca anticipar posibles situaciones críticas y asegurar que se divulgue adecuadamente cualquier incertidumbre significativa. Esto refuerza el papel de la auditoría como mecanismo de confianza y promueve una mayor responsabilidad en la toma de decisiones estratégicas dentro de las organizaciones.